martes, marzo 15, 2011

Anécdota ganadora de una filmadora en Diario La Capital

Diego Dante Colazo Verano del año 1993, Mar del Plata. Con un grupo de amigos, eramos cinco en total, teníamos un equipo de fútbol llamado Trigoria, todos fanáticos de Maradona, mi hermano y yo fanáticos también de la lepra. Con mucho esfuerzo ahorramos para ir de vacaciones a Mardel y aprovechar para ver el partido que jugaria Argentina contra Dinamarca en el mundialista de mardel y por una Copa que ni me acuerdo. Era la oportunidad histórica para ver en persona al Diego en una cancha. El día del partido por la mañana nos instalamos en la playa y matamos el tiempo entre las olas de la Varese y unos cuantos tenis fútbol. Así nomas como estábamos arrancamos para la cancha, sin tomar conciencia que por la noche la temperatura disminuye bastante. Nos fuimos, mis amigos con la camiseta de nuestro equipo, que era similar a la alternativa azul de la selección, y mi hermano y yo con la rojinegra. Llegados a la cancha nos acomodamos en la popular bien cerca del foso para ver los cerquita posible al Diego. El partido salio 1 a 1 y en definición por penales ganamos con el ultimo penal convertido por Maradona. Todo fue festejo y algarabía. A la salida nos fuimos para el vestuario para intentar verlo a Diego y nuestra intención era regalarle la camiseta 10 de nuestro equipo. La zona de vestuarios era un caos, no se como pero llegamos hasta los pasillos del vestuario y vemos venir a los jugadores, en eso la seguridad hace un cordón y nos aleja un poco, nos acercamos hasta donde estaba el colectivo y vemos llegar a los jugadores a punto de subir. En seguida viene pelusa y cuando esta por subir las escaleras del colectivo le arrojamos nuestra casaca al grito de: "Diego, es para vos!". El esfuerzo fue en vano porque el 10 nunca se entero que la remera paso de largo y quedo en el piso y desapareció. Nos quedamos contento porque decíamos, nuestra numero 10 viajara al menos en el mismo colectivo en el que iva nuestro idolo. Estabamos en eso cuando lo veo venir con el resto de los jugadores al "negro" Zamora, ni me había dado cuenta que estaba en el equipo, ahí con mi hermano nos transformamos, le empezamos a gritar, negro querido! somos de Newells! a lo que Julio contestaba con el pulgar hacia arriba, ahi mi hermano se saca la camiseta de Newells que con tanto esfuerzo había comprado y se la arroja, el negro la agarra y mi hermano le dice: negro! dásela al Diego, decile que lo esperamos en Rosario, que se la pruebe, que vea lo bien que le va a quedar! Zamora larga una carcajada y nos promete cumplir con el recado. Por supuesto le creemos. Así fue que nos volvimos, para el hotel, una noche en la que la gente andaba con camperas, nosotros en remera y en cueros, pero sumamente felices por haber estado tan cerca del ídolo, y mi hermano y yo, con el tiempo, siempre nos creímos los artífices de la llegada de Diego Armando Maradona a Newell's. Gracias Diego, gracias negro, eternamente en nuestros corazones rojinegros.

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